Hace calor, pero las amantes del té no lo abandonan ni en verano. ¿La propuesta? Transformar la clásica infusión caliente en un elixir veraniego: le agregás unos cubitos de hielo y seguís estas 5 claves que nos dio la tea blender Inés Berton para que no falle.
- No tires el té que te sobró: si en el desayuno tomaste té caliente y te sobró un poco, no lo tires. Podés hacer un iced tea delicioso con lo que quedó en la tetera.
- Hielo hasta el tope: el secreto del iced tea es que esté repleto de hielo. Así que llená un vaso grande con hielos hasta arriba.
- Elegí frutales. Pueden ser cítricos o frutos rojos, por ejemplo. También van bien los de rooibos, una raíz sudafricana que crece en los volcanes, por lo que es rica en minerales (calcio, flúor) y tiene un perfume delicioso.
- Thai tea o cha yen: si te animás, agregale un poco de leche condensada, como lo hacen en Tailandia. Si te resulta muy pesado, podés usar alguna leche vegetal (de soja o de almendras).
- Frescura y naturaleza: para el toque final, decorá con unas rodajas de ciruelas, orgánicas si es posible, que le van a sumar color y sabor.
Matcha latte con leche de soja
Batí el polvo de matcha con agua caliente para que no queden grumos. Agregá hielo a una taza grande y colocá el matcha sobre el hielo. Podés terminarlo con leche de soja y darle un toque dulce con una gotita de esencia de vainilla.
Propiedades: es conocido por aumentar la termogénesis (la tasa de quema de calorías del cuerpo). Tiene un alto contenido de compuestos desintoxicantes que limpian la sangre y contiene L-teanina, un aminoácido que ayuda a aliviar el estrés. Pero sobre todo, es riquísimo.
Frutal
Colocá fruta licuada o pisada al fondo de una jarra con hielo. Puede ser maracuyá, ananá, melón, sandía, frambuesas. Luego agregás un té como hibiscus, con unas gotas de limón o pomelo para hacerlo más refrescante y unas hojas de menta o albahaca. Si preferís, podés dejar las frutas enteras, como si fuera un clericó, pero con té helado.
Propiedades: las vitaminas y la frescura de las frutas sumado a los antioxidantes propios del té.
Naranja y canela
En una olla, agregá al agua unas ramas de canela y algunas tiritas de piel de naranja. Sumale unas bolsitas de té negro y apagá el fuego cuando hierva. Dejá reposar el té durante 5 minutos y retirá las bolsitas o hebras de té. Apartalo unos minutos hasta que se enfríe. Colalo y agregale un poco de miel, unas rodajas y más ralladura de naranja. Podés sumarle cubos de hielo para reforzar la frescura de los cítricos.
Propiedades: mejora la digestión, regula el azúcar en sangre y tiene vitamina C.
Té floreciente
En el Barrio Chino podés encontrar unos capullos de flores que, al echarles agua caliente, se abren como si estuviesen floreciendo. Son un espectáculo en sí mismos y quedan genial en la mesa. También podés comprar té de rosas disecadas; o al té blanco o de manzanilla le agregás pétalos de rosa o flores comestibles para darle una nota de sabor y fragancia. Lo ideal es servirlo en tetera o taza transparente así se luce la transformación.
Propiedades: antioxidante, digestivo y relajante.
Jasmine green tea
Llená la tetera con agua caliente y agregale unas hojas de té verde y un par de flores de jazmín. Colalo y, una vez frío, sumás hielo, limón, miel, menta y jengibre para un boost de frescura y originalidad.
Propiedades: ayuda a calmar la ansiedad con un efecto casi sedante, tiene una alta concentración de antioxidantes, regula la presión arterial, mejora la circulación y la digestión. Además, algunos dicen que es bueno para acompañar dietas que buscan reducir peso.
Secretos para ser un experto
- Una vez hecho el té, especialmente el té verde o negro, no te olvides de remover las hebras o el saquito así no se vuelve demasiado intenso o amargo ni te genera dolor de panza a causa de los taninos.
- Si vas a empezar de cero, podés hacerlo con una elaboración en frío, que se llama en muchos lugares “cold brew”. En vez de hacer el té con agua caliente, colocás 8 saquitos de té por 8 tazas de agua en una jarra con agua fría y la dejás reposar en la heladera durante un mínimo de 8 y máximo de 12 horas. El té helado elaborado en frío te da un sabor completamente diferente al preparado en caliente y mucho más suave, con una astringencia casi nula.
- Prestale atención a la calidad del agua que vas a usar. Siempre tratá de usar agua limpia y filtrada para que no interfiera en el sabor original.
- Muchos cocineros insisten en que agregar una pizca de bicarbonato de sodio al agua caliente a medida que se agregan las bolsitas de té mejora el resultado.
Fuente: La Nación
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