Honramos nuestras raíces celebrando la vida de Elsa Kozachek, cuya pasión y esfuerzo fundaron Klimiuk Infusiones junto a Vicente Klimiuk. Elsa nos enseñó que, con voluntad, todo es posible. Su legado vive en nuestra empresa y en las tradiciones que transmitió a su familia. Cada taza de té refleja su dedicación y amor por lo que hacemos, manteniendo vivas las enseñanzas y valores que nos dejó.
Elsa Kozachek nació el 21 de septiembre de 1951, en un día primaveral que refleja su forma de vivir: siempre con una sonrisa, feliz y agradecida. Creció entre la escuela y las labores domésticas, ayudando a su madre, María Golemba, y a su padre, Adolfo Kozachek.
Desde joven, su pasión por la confección de vestidos de novia la llevó a estudiar corte, confección y bordado a máquina en la Universidad Femenina, donde se convirtió en 1966 en la primera titulada de su familia.
Este logro fue un hito personal y un símbolo de las conquistas en la lucha por los derechos de las mujeres, un tema que sigue siendo relevante hoy en día.
Más tarde, Elsa formó una familia con Vicente Klimiuk, con quien tuvo cuatro hijos: Mirian, Félix, Cristian y Yoni.
Como madre, inculcó en ellos valores y tradiciones ucranianas, asegurándose de que los deliciosos varenikes, panes dulces, chorizos caseros y chucruts estuvieran siempre en la mesa familiar.
Elsa siempre ha creído que, aunque los caminos pueden ser difíciles, con buena voluntad nada es imposible.
Una de sus enseñanzas clave a sus hijos fue la responsabilidad y el valor del trabajo.
A medida que la familia creció, Elsa lideró el negocio «Primera de Mayo», que conectaba a los productores tealeros con el mercado local. Este emprendimiento sentó las bases de lo que más tarde se convertiría en ‘Klimiuk Infusiones’.
Con una postura humilde y conciliadora, Elsa buscó resolver problemas con alegría y paciencia, enfocándose en lo importante y disfrutando de la vida. Hoy, su familia, llena de amor y recuerdos, se reúne cada domingo para disfrutar de los pastelitos y panes dulces que ella prepara, creando momentos inolvidables.
Las costumbres de tomar y cultivar té, heredadas de su bisabuela Catalina Andreychuk de Kozachek, siguen vivas en su hogar.
Elsa conserva una tetera que alberga los recuerdos de sus ancestros, un símbolo de su rica herencia y de los lazos familiares que siempre ha valorado.
Fuente: AGENCIA DE NOTICIAS GUACURARÍ | Sandra Krzcezkowski – Radio del Mercosur 93.7 – Campo Viera | Proyecto Mujeres Guacurarí en Acción
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